Qué hacer un fin de semana en Cartagena, Chile

Cartagena, ubicada en la Región de Valparaíso, es una pequeña ciudad costera de Chile que ha sido tradicionalmente un balneario de descanso y relajación. Si bien es menos conocida que otros destinos turísticos del país, Cartagena ofrece una experiencia única para quienes buscan desconectar y disfrutar de la historia, la cultura y la naturaleza. 

 

Día 1: Llegada y exploración cultural

 

Mañana: Paseo por el casco histórico
Comienza tu aventura en Cartagena explorando el casco histórico de la ciudad, que guarda un rico patrimonio cultural. La ciudad fue fundada a mediados del siglo XIX y se convirtió en un importante balneario para las familias adineradas de Santiago y Valparaíso. Al caminar por sus calles empedradas, notarás las antiguas casonas de veraneo, algunas de ellas con una arquitectura que rememora el esplendor de principios del siglo XX.

 

Entre los sitios que no te puedes perder está la Iglesia San Francisco, construida en 1910, una joya arquitectónica que se destaca por su imponente campanario. Además, puedes visitar el Museo Vicente Huidobro, un espacio dedicado a la vida y obra de uno de los poetas más influyentes de Chile, nacido en Cartagena. El museo no solo exhibe manuscritos y objetos personales de Huidobro, sino que también organiza exposiciones temporales de arte contemporáneo.

 

Tarde: Almuerzo y visita a Playa Chica
Después de empaparte de la historia de Cartagena, es hora de disfrutar de la costa. Dirígete a Playa Chica, una playa menos concurrida que la famosa Playa Grande, pero igual de hermosa. Es perfecta para dar un paseo relajante o simplemente disfrutar del paisaje.

 

Para el almuerzo, prueba uno de los restaurantes locales que se especializan en mariscos frescos. Un plato imperdible es el caldillo de congrio, una sopa tradicional chilena que combina pescado, papas, y un sabroso caldo con especias. Los restaurantes a lo largo de la avenida costera ofrecen no solo buena comida, sino también impresionantes vistas al océano.

 

Noche: Atardecer en el Paseo de las Artes
Cartagena es conocida por su vida artística. Al caer la tarde, dirígete al Paseo de las Artes, un lugar al aire libre donde los artesanos locales exhiben sus creaciones. Desde cerámicas hasta textiles y joyería hecha a mano, es el lugar perfecto para adquirir un recuerdo único. Además, el ambiente es animado, con músicos callejeros y espectáculos de teatro espontáneos que hacen de este paseo una experiencia encantadora.

 

Termina el día contemplando el atardecer desde algún mirador cercano, como el Mirador de la Pampa, que ofrece vistas panorámicas espectaculares del océano y de la ciudad.

 

Día 2: Naturaleza y descanso

 

Mañana: Trekking en el Cerro El Tabo
Si te gusta la naturaleza y el senderismo, el segundo día en Cartagena puede comenzar con una excursión al cercano Cerro El Tabo. Este cerro ofrece rutas de trekking accesibles para diferentes niveles de experiencia, y la caminata hasta la cima es recompensada con vistas impresionantes de la costa y los paisajes rurales de la región. Es una excelente oportunidad para disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza y desconectarte completamente.

 

Recuerda llevar agua y protección solar, ya que el sol puede ser fuerte en la costa. También puedes aprovechar para hacer un picnic en la cima o en alguna de las áreas designadas para descanso durante la ruta.

 

Tarde: Relajación en Playa Grande
Después de la caminata, es hora de disfrutar de una tarde relajada en la famosa Playa Grande. A diferencia de Playa Chica, esta playa es más amplia y concurrida, ideal para quienes disfrutan de un ambiente más animado. Aquí puedes descansar bajo el sol, nadar en las aguas frías del Pacífico, o simplemente leer un libro mientras escuchas el sonido de las olas.

 

Si eres aventurero, Playa Grande también ofrece la posibilidad de practicar deportes acuáticos, como el surf. Hay varias escuelas que alquilan tablas y ofrecen clases para principiantes, por lo que no necesitas ser un experto para disfrutar del mar.

 

Noche: Cena en el centro y vida nocturna
Para la cena, te recomendamos regresar al centro de la ciudad y explorar alguno de sus restaurantes más tradicionales. Uno de los platos que no debes dejar de probar es la empanada de mariscos, un clásico de la cocina chilena, perfecta para una cena ligera pero deliciosa. Otra opción es disfrutar de una parrillada de pescado fresco, una de las especialidades locales.

 

Si aún te queda energía, Cartagena tiene una vida nocturna discreta pero interesante. Durante los fines de semana, algunos bares y cafés ofrecen música en vivo, principalmente jazz, boleros y trova. Es el ambiente perfecto para terminar el día con una copa de vino chileno o un pisco sour, la bebida nacional.

 

Día 3: Arte y cultura contemporánea

Mañana: Visita a la Casa Museo de Vicente Huidobro
Para tu último día en Cartagena, te sugerimos una visita matutina a la Casa Museo de Vicente Huidobro, ubicada a las afueras de la ciudad. Este lugar es una visita obligada para los amantes de la literatura, ya que aquí vivió y falleció el poeta. La casa ha sido conservada casi intacta, permitiéndote tener una idea del estilo de vida del artista. Además, cuenta con un pequeño pero fascinante jardín que invita a la reflexión.

 

Después de la visita, puedes caminar hacia el Cementerio de Cartagena, donde se encuentra la tumba de Huidobro, ubicada en una colina con vistas al océano. La inscripción en su lápida, "Abrid la tumba: al fondo de esta tumba se ve el mar", es un reflejo poético de su conexión con la naturaleza y el paisaje costero.

 

Tarde: Arte callejero y despedida de Cartagena
Antes de finalizar tu viaje, dedica unas horas a recorrer el barrio de Bellavista, una zona bohemia de Cartagena conocida por su vibrante arte callejero. Aquí, varios artistas locales han transformado las paredes de las casas en coloridos murales que reflejan la historia y el espíritu artístico de la ciudad.

 

Si tienes tiempo, aprovecha para hacer una última parada en algún café local, donde podrás disfrutar de un buen café chileno acompañado de una torta de mil hojas, un postre típico hecho de capas de hojaldre rellenas con manjar.

 

Con solo un par de días, puedes sumergirte en la esencia de esta encantadora ciudad costera, un rincón de Chile que conserva su autenticidad y tranquilidad, alejado del turismo masivo. Sin duda, una escapada perfecta para quienes buscan un descanso con un toque cultural.