Cómo vencer la procrastinación y dejar de aplazar

Un mes para entregar un informe pero lo haces la noche anterior. Ya un año aplazando las rutinas de ejercicio que necesitas cumplir. ¿Has oído hablar de la procrastinación? Casi todos la hemos padecido en algún momento o período de nuestras vidas. Tal vez se haya arraigado en tu forma de ser. Si es así, sabes lo difícil y problemática que resulta para estudiar, trabajar e incluso concretar asuntos que te conciernen a ti y/o a los demás.

Este artículo te da a conocer varias estrategias que se han hecho famosas por su eficacia para combatir y vencer la procrastinación. Conociéndolas tendrás ideas frescas para aplicarlas y poner a prueba sus resultados. Ten presente que la procrastinación es un patrón de conducta (aplazar, postergar, dejar para después), no un comportamiento aislado. Asimismo, tiene niveles de gravedad y varía en sus características y causas directas de una persona a otra.

 

Técnica Pomodoro

 

Muy conocida y con buena reputación. Consiste en alternar períodos de acción con minutos de esparcimiento u otra tarea utilizando temporizador. La duración puede variar. Por lo general, se recomiendan 10 minutos de concentración en la tarea y de 3 a 5 de distracción, tomado un receso más amplio (15 minutos) cada tres ciclos. La Pomodoro puede servirte mucho si necesitas un estímulo externo e interrumpir la tarea no afecta su resultado.

 

 

Reforzamiento

 

Concepto psicológico. Se trata básicamente de concederte estímulos placenteros (refuerzos) después de haber logrado lo que deseabas o tenías que hacer. Los refuerzos van desde alimentos hasta situaciones. Premiarte por actuar y no aplazar aumentaría la motivación para iniciar, continuar o repetir. ¡Nunca te premies antes de hacer algo! Ya no sería un premio. Ésta es muy eficaz con tareas sencillas. Debes tener cuidado de no excederte con la frecuencia o el tipo de premios, sobre todo si pueden ser perjudiciales en sí mismos (por ejemplo, dulce, alcohol o videojuegos).

 

 

Descomponer/Simplificar

 

Una tarea puede llevarse a cabo con más agilidad y constancia si se divide en varias acciones sencillas que den orden y no generen evitación. Si tienes que montar un proyecto, lo divides en: elegir el tema, seleccionar las variables, leer algunas fuentes, plantear un título provisional, redactar la primera parte del problema, luego la más compleja… y así sucesivamente. Hacer cada una de estas cosas en plazos realistas es menos intimidante que pensar en el proyecto con su plazo máximo y todo lo que esto implica. Puede ser frustrante la cantidad de tareas a realizar es mucha y te saturas. No surte efecto en actividades rutinarias.

 

 

Amenizar

 

Básicamente, hacer que algo resulte menos displacentero combinándolo con algo que te agrade. Por ejemplo, hacer la limpieza escuchando música, realizando ejercicio con personas interesantes y leer en un lugar cómodo. Corres el riesgo de dejarte llevar por el elemento placentero hasta abandonar la tarea; sin embargo, puede servirte para manejar las presiones y el estrés.

 

 

Terapia

 

A veces la procrastinación es sólo un síntoma de conflictos y problemas internos más serios: quizás el temor al fracaso, la confusión entre lo que deseas y las expectativas de los demás, el síndrome del impostor o una personalidad evitativa, entre otras posibilidades. Buscar un psicoterapeuta para abordar estos temas cuando otras estrategias han fallado es una buena idea. Lado negativo: es quizá lo más costoso.

 

 

Para cerrar

 

La procrastinación es un mal de nuestros tiempos, no porque antes no existiera sino porque ahora tiene nombre y es más visible. No estás solo(a), no eres mediocre ni estás enfermo(a). Además, no hay fórmulas mágicas. Sé paciente y aplica el ensayo – error. Puedes lograrlo.